10/06/2016 | Más cirujanos plásticos en la sanidad pública y potenciar la reconstrucción inmediata de calidad, claves para reducir al máximo las listas de espera en reconstrucción mamaria
El bajísimo número de cirujanos plásticos -es decir, los profesionales sanitarios que cuentan con la titulación oficial de Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora- en la sanidad pública y el hecho de que no se abogue mayoritariamente por la reconstrucción inmediata de las mamas (la que tiene lugar en la misma operación en la que se extirpan) son las principales causas de las listas de espera para reconstrucción mamaria tras mastectomía en España.
La escasez de especialistas en Cirugía Plástica provoca, asimismo, que buena parte de estas intervenciones de reconstrucción sean realizadas actualmente por profesionales de otras especialidades sin la necesaria cualificación, lo que incrementa el riesgo de complicaciones y hace imposible establecer un protocolo común para el tratamiento integral del cáncer de mama en todos los hospitales públicos, generando desigualdades en la atención que reciben las pacientes.
Por todo ello, la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) reclama que se incremente el número de cirujanos plásticos en la sanidad pública y que, siempre que esté clínicamente indicada, se opte por la reconstrucción inmediata. Por lógica, si la mayoría de las reconstrucciones de las mamas se realizaran justo después de su extirpación, las listas de espera entre mastectomías y reconstrucciones, de hasta 4 o 5 años en algunos centros, se reducirían al máximo.
Ni 1 cirujano plástico por hospital
Según las últimas estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de los 453 centros que forman la red de hospitales públicos del Sistema Nacional de Salud (SNS), sólo el 25% incluye en su oferta asistencial la Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, frente al 70% de los privados. Las mismas estadísticas muestran que el número total de cirujanos plásticos en la sanidad pública es de 422, con lo que, dividiendo entre el citado número de hospitales, el ratio medio no llega a 1 cirujano plástico por centro sanitario (422/453 = 0,9).
Teniendo en cuenta la población española, el ratio es de 0,08 cirujanos plásticos en el SNS por cada 10.000 españoles o, lo que es lo mismo, 1 por cada 111.682 habitantes. Son cifras extraordinariamente bajas para prestar una asistencia sanitaria de calidad a la población en patologías o tratamientos para los que estos especialistas son los mejor cualificados, como las secuelas de traumatismos, las secuelas postoncológicas, el tratamiento del paciente quemado, la parálisis facial, las malformaciones congénitas en menores, la reimplantación de miembros amputados, el linfedema y un largo etcétera.
Una visión anticuada de la Cirugía Plástica
En el caso concreto del cáncer de mama -el que más afecta a las españolas, con unos 25.000 casos nuevos diagnosticados cada año-, la SECPRE estima que algo más del 64% acaban en mastectomía (unos 16.000), pero sólo el 30%-40% de estas mujeres (entre 4.800 y 6.400) son operadas para la reconstrucción mamaria y, de ellas, únicamente el 40% de forma inmediata. El principal motivo de estos bajos porcentajes es el desconocimiento, por parte de las pacientes, de la posibilidad de reconstruirse y el hecho de que, en muchas ocasiones, ni siquiera se les ofrezca tal opción por la mencionada escasez de cirujanos plásticos.
Esta escasez responde, a su vez, a una anticuada visión de la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y reparadora como un lujo, un extra meramente estético, pese a que intervenciones como la reconstrucción mamaria demuestran justo lo contrario, ya que constituyen una parte esencial del tratamiento integral del cáncer de mama. En general, la reconstrucción mamaria reporta a las pacientes unos evidentes beneficios psicosociales y emocionales, que resultan aún mayores si se realiza con carácter inmediato, ya que en ningún momento se ven sin las mamas extirpadas.
Además, la reconstrucción inmediata reduce el tiempo de estancia hospitalaria, sus costes y los plazos de recuperación de las pacientes, no afecta a la evolución natural de la enfermedad, no interfiere con la quimioterapia adyuvante y disminuye el riesgo de linfedema. Este último, que acaba padeciendo en torno a un 30% de las mujeres mastectomizadas, consiste en la formación de edemas e hinchazones por la extirpación de los ganglios linfáticos situados en las axilas.
La SECPRE hace hincapié, por otro lado, en que la técnica de primera elección en reconstrucción mamaria, según la actual literatura científica, es la reconstrucción microquirúrgica con tejido abdominal preservando el músculo (DIEP por sus siglas en inglés). Esta técnica consiste en la extracción de tejido del abdomen de la propia paciente y su utilización para reconstruirle la mama o mamas extirpadas.
Los únicos profesionales cuya formación incluye, a día de hoy, la microcirugía y la reconstrucción mamaria son los cirujanos plásticos. De tal formación carecen mayoritariamente otros especialistas, como ginecólogos, cirujanos generales o traumatólogos, que, siendo profesionales del más altísimo nivel en sus respectivos ámbitos, están realizando reconstrucciones mamarias en muchos hospitales públicos sin esa formación específica para ello.
Querer no es poder
Estos compañeros saben que la técnica de referencia es, efectivamente, la reconstrucción microquirúrgica con tejido abdominal preservando el músculo y saben también que es ínfimo el número de ellos que la realizan en España. Pese a ello, en muchas ocasiones, aseguran estar capacitados para asumir procedimientos de reconstrucción mamaria y quieren hacerlos, con el riesgo de que priven a las pacientes de dicha técnica DIEP.
La SECPRE recuerda que absolutamente todos los médicos residentes en Cirugía Plástica que se forman hoy en día en nuestro país se familiarizan con la técnica DIEP, con lo que no sólo saben aplicarla, sino también indicarla, poniendo así a disposición de las pacientes la mejor opción según la bibliografía científica especializada.
Los cirujanos plásticos son también los mejor cualificados si la técnica DIEP está contraindicada en una paciente y debe optarse por la reconstrucción con expansor y prótesis. El primero es un dispositivo inflable con el que se gana tejido muscular y cutáneo, dispositivo que se sustituye posteriormente por la prótesis.
En cualquier caso, se aplique una u otra técnica, a una primera operación de reconstrucción mamaria -lo que, en términos médicos, se conoce como “primer tiempo quirúrgico”- suelen seguirle una o dos más (segundo y tercer tiempo), a fin de completarla con otras intervenciones como la simetrización de las mamas o la reconstrucción y pigmentación de la areola y el pezón.
Esta última constituye el punto final de la reconstrucción mamaria tras mastectomía, por lo que está incluida en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, pero también se realiza muy poco (apenas al 30%-40% de las mujeres a las que se les reconstruyen las mamas, según estimaciones de la SECPRE) por desinformación y, una vez más, escasez de recursos, en esta caso de unidades de Micropigmentación.
Déficit de estadísticas oficiales
La situación descrita anteriormente provoca que, según otro informe del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora sea, por detrás de Neurocirugía, la segunda de España con más lista de espera quirúrgica, con una media de 135 días a 31 de diciembre de 2015, 5 días más que el año anterior.
Por desgracia, este denominado “Sistema de Información sobre Listas de Espera en el SNS” no efectúa un desglose exhaustivo por tipo de intervenciones, salvo de 11 seleccionadas entre los cientos de procedimientos quirúrgicos existentes. Entre esas 11 no está la reconstrucción mamaria, intervención de la que tampoco existen registros estadísticos consolidados ni a nivel nacional ni autonómico.
A fin de subsanar este déficit informativo, la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética ha puesto en marcha un estudio para recopilar los plazos de las listas de espera en reconstrucción mamaria en todas las comunidades autónomas y contrastarlos con el número de cirujanos plásticos en plantilla de cada hospital. El estudio, en proceso de elaboración, ha detectado ya diferencias no sólo entre comunidades sino entre hospitales dentro de ellas, con listas de espera que oscilan, en reconstrucciones no inmediatas, desde los adecuados 2 meses hasta los inaceptables 4 o 5 años.